Description
En la provincia de Avellino, en una zona montañosa donde numerosos fenómenos volcánicos influyen en la morfología del terreno y la vegetación, nace este queso con notas sensoriales muy interesantes.
En la época romana, la zona de Carmasciano incluía los actuales municipios de Rocca San Felice y Guardia dei Lombardi. Parte de este territorio fue asignado a los veteranos romanos tras su victoria sobre los samnitas. El nombre Carmasciano deriva de esto: Camarsius significa soldado, Anius indica la posesión de una tierra.
Carmasciano es una pequeña zona de pastos que se extiende en un radio de unos cuatro kilómetros en el valle de Ansanto, en el corazón de la Alta Irpinia. La mayor parte de los pastos se concentra en la ladera orientada al sur, que desciende desde el monte Forcuso hasta el valle, entre 800 y 500 metros sobre el nivel del mar. Virgilio, en su Eneida, describe este lugar como una tierra encantada: "Hay un lugar en el centro de Italia rodeado de altas montañas, famoso y celebrado en todos los lugares: el valle de Ansanto. Tiene bosques oscuros aquí y allá, y entre los bosques un río que retumba y cae sobre grandes piedras, y de tal manera roba las orillas y las corta que se convierte en una horrible cueva y vórtice". De hecho, el valle se caracteriza por la presencia de la Rocca San Felice Mephite, un lago de origen sulfuroso alimentado por piscinas sulfurosas, que hierve como resultado de las emisiones de gas del subsuelo. El azufre que emana de las aguas caracteriza las esencias forrajeras de la zona, que a su vez dan a la leche un sabor muy particular y complejo. De hecho, el pecorino producido en esta zona tiene una fuerte nota olfativa de azufre, notas de leche fresca, hierba recién cortada y flores. En la boca, primero hay un sabor dulce y muy delicado, luego una nota picante y, al final, un ligero regusto a azufre.
La leche cruda de oveja (sin adición de fermentos) se coloca en el "caccavo" (caldera de cobre), calentado a una temperatura de 36-38°, sobre un fuego de leña. La coagulación se realiza con cuajo de cordero, de cabrito o incluso de ternera. La cuajada se rompe en granos del tamaño de un grano de arroz y se deja reposar en el fondo del caldero. La cuajada se recoge, se coloca en cestas de mimbre y se cuece en suero caliente. La salazón es seca.
El pecorino de Carmasciano alcanza su máxima expresividad sensorial en torno a los 12 meses de envejecimiento. El papel de las salas de maduración es fundamental: el moho que se desarrolla en su interior contribuye a la perfecta maduración del producto.
Hasta los años 50, cada familia de agricultores producía pecorino para el consumo familiar y criaba dos razas de ovejas: laticauda y bagnelese (también conocida como malvizza). Más tarde, las familias que permanecieron en la zona aumentaron el número de animales hasta 50 ovejas: la producción se convirtió así en una fuente de ingresos.
En noviembre de 1980, el terremoto de Irpinia marcó el inicio del abandono de las tierras y los pequeños rebaños desaparecieron casi por completo.