Description
Ovindoli (Dvinnërë en dialecto de los Abruzos) es un municipio de los Abruzos con unos 1.200 habitantes en la provincia de L'Aquila y está situado a una altitud de 1.375 metros sobre el nivel del mar. Ovindoli es la puerta sur de la meseta Sirente-Velino, que separa los macizos de Velino y Sirente, dentro del hermoso parque regional del mismo nombre. En cuanto a la etimología del nombre, algunos optan por Obinolum, haciéndolo derivar de Ovis por la actividad pastoral primaria desde la antigüedad, o de Ovatio (Triunfo), ya que los Marsi solían aclamar sus triunfos en las montañas de Ovindola. Aunque el origen del topónimo es incierto, el lema popular es conocido y compartido por todos: dvinnr fatt a pnnei piu' i rmir i più é bei. (Ovindoli hecho con un pincel, cuanto más lo admiras, más bonito te parece). Históricamente, el motor de la economía de Ovindoli fue la cría de ovejas hasta los años 60, cuando Ovindoli desarrolló el turismo de verano y, sobre todo, de invierno, con las pistas de esquí en la ladera del monte Magnola y convirtiéndose, con el paso de los años, en uno de los centros de esquí más atractivos de Italia, a sólo 35 km de L'Aquila y a 100 km de Roma y Pescara. El periodo estival realza las particularidades de este agradable pueblo de los Apeninos centrales. La naturaleza intacta y la alta calidad del aire, el agua y el suelo hacen de Ovindoli un refugio natural para los turistas de las ciudades cercanas de Roma, Nápoles, Perugia, Florencia, pero también de Bari y Lecce. Caminar tranquilamente entre los prados y los bosques, utilizar la bicicleta o el caballo para desplazarse libremente, por ejemplo, para llegar al Val D'Arano, considerado uno de los valles más bellos del Centro-Sur. Pero Ovindoli se vive también en primavera y otoño, periodos en los que se puede apreciar la tranquilidad y la autenticidad del lugar con paseos a pie o a caballo, en busca de bayas o de preciadas variedades de setas y trufas, admirar la belleza y la variedad de la flora y la fauna, alma y motor de las zonas del interior de los Abruzos y descubrir los restos de las civilizaciones romana y medieval, bien conservados sobre todo en los pueblos de S. Potito y Santa Jona.